ROCK YUGULAR
Dame... dame tu vida
dame y tendrás mi piedad
dame la sed de tus ojos acorazados
y dame tu insolencia también.
Dame... dame tu vida
dame y tendrás mi piedad
dame la sed de tus ojos acorazados
y dame tu insolencia también.
Rara vez ésta vida tiene sentido, amor
y así ves que hasta mi sombra brilla
en ésta ciudad.
Caen, caen al fin, caen los disfraces
caen desnudándote
mientras unos fantasmas, fieles amigos
ríen de vos y se roban tu fe.
Vas copiando tu herida sobre un pañuelo rojo
y ya sabes que jugando al borrego te van a carnear
Risas en el taller del diablo
trampas para tu soñar
no vas a ser esclava del paraíso
vas a bailar en un rock yugular.
Te ves en el pequeño espejo del mundo de hoy
y no querés que la lima del tiempo muerda otra vez.
Dame... dame tu vida
dame y tendrás mi piedad
dame la sed de tus ojos acorazados
y dame tu insolencia también.
En Luzbelito, Solari/Beilinson.
El conjunto mendocino ALTERTANGO realizó una versión tanguera de Rock Yugular estremecedora:
Indio Solari
Carlos Alberto "El Indio" Solari nació el 17 de enero de 1949 en la provincia argentina de Entre Ríos, en la ciudad de Paraná.
Estudió Bellas Artes, en La Plata, donde conoció a Skay Beilinson, con quién fue miembro fundador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, banda emblemática del rock argentino entre comienzos de los 80s y el transcurso de los 90s.
Tras la disolución de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en 2001. Con el lanzamiento de El tesoro de los inocentes, comenzó su carrera como solista acompañado por la banda Los fundamentalistas del aire acondicionado.
Las letras de los redonditos de ricota, escritas por el Indio Solari, tienen un alto vuelo poético y un estilo -como lo definiría Tom Lupo- enigmático y a la vez revelador. Sin duda alguna, la del Indio Solari -durante los 80-90s- fue una de las pocas voces que supo interpelar, con su lírica, a los jóvenes de aquella generación, durante un período de profunda descomposición social, fragmentación cultural y poca representatividad política. Una juventud que, desgarrada por las secuelas violentas de la represión y el desamparo del neoliberalismo, encontraba en los recitales de Los redonditos de Ricota, el eco de una voz colectiva, que la rescataba del destino cruel de la apatía y el egoísmo que la sociedad proponía.
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