Mudanza
en un cajón de manzanas
puse libros
en un cajón de abejas
poemas sueltos
tanto empeño
para no partir
puse libros
en un cajón de abejas
poemas sueltos
tanto empeño
para no partir
Vibraba de abejorros la mañana
y era un sentido
de la vida
a la sombra de las hojas
miraba pasar
qué hermosa flor separaban
un gajo
esta mañana
es demasiado pronto
El diáfano
Hay un sitio en la Tierra.
Hay un sitio en la Tierra, sí.
Digo que hay un sitio en la Tierra;
no, el dolor lo retrae, lo lleva
más allá de nosotros,
más allá de nuestra pobre
posibilidad de explicación. No
hay un sitio en la Tierra,
pero entonces el diáfano canta
para nuestro oído perceptible
de toda transfiguración de la memoria también.
Hay un sitio en la Tierra.
Hay un sitio en la Tierra, sí.
Digo que hay un sitio en la Tierra;
no, el dolor lo retrae, lo lleva
más allá de nosotros,
más allá de nuestra pobre
posibilidad de explicación. No
hay un sitio en la Tierra,
pero entonces el diáfano canta
para nuestro oído perceptible
de toda transfiguración de la memoria también.
¿Has oído cantar el diáfano
que absorta niñez
lo bebía de cielo?
¿De dónde regresaba?
¿En qué lugar de la Tierra, entonces?
Beatriz Vallejos Nacida en Santa Fe en 1922, Beatriz Vallejos falleció en Rosario en 2007 y alternó su actividad poética con la plástica, exponiendo sus obras a partir de 1962. "Su obra y su pensamiento revelan un particular interés hacia la filosofía y la escritura orientales", advierten en Ediciones En Danza, quienes han publicado suyo El cántaro. Otros de sus libros fueron Alborada del canto (1945), Cerca pasa el río (1952), La rama del seibo (1963), María un corderito tenía (1967), El collar de arena (1980), Espiritual del límite (1980), Anfora de Kiwi (1985), Donde termina el bosque (1993), Del río de Heráclito (edición de la autora, 1999), Del cielo humano (2000).
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