Llueve y alguien está diciendo “llueve”.
Si me equivoco contradíganme con amor, porque con amor digo.
Si erro pónganme maestros, que luego yo les enseño,
porque con amor hago.
O ustedes, ¿Por qué creen que llueve; porque hace falta?
¿creen que llueve porque sí? ¿por qué carajo creen que
llueve?
Llueve; y no sólo eso; la verdad es que hay un montón
de gente diciendo “llueve”.
De a uno empiezan a notarlo, y no lo pueden evitar;
simplemente dicen “llueve”.
Porque llueve.
Si me equivoco contradíganme con amor, porque
con amor digo.
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Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Si no lo leíste las 10 veces leelo de nuevo y después saltate este renglón.
Pero el miedo no siempre se ve.
Ahora miralo.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Si no lo leíste las 10 veces leelo de nuevo y después saltate este renglón.
Pero el miedo no siempre se ve.
Ahora miralo.
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Me gustó una chica fea.
Mucho me gustó.
Y luego me encantó cómo besaba a su chico.
Es actriz, y él dibuja.
Amigos nuevos que no sé si volveré a ver.
Estoy saliendo a la calle
y a donde voy pido el micrófono, y leo.
Todavía temblando.
Pero ya se pasará.
Y si no, subo a 2 PROZAC por día.
Voy a devolver la poesía a su sitio.
Por lo menos en esta ciudad.
Vicente Luy
Nació en Córdoba el 3 de mayo de 1961. Nieto del poeta español Juan Larrea, Luy perdió a sus padres en un accidente aéreo cuando apenas tenía 6 meses de edad. Publicó los libros Caricatura de un enfermo de amor (Último Reino,1991), La Vida en Córdoba (1999), Aviones (2002) , No le pidan peras a Cuper (2003), La sexualidad de Gabriela Sabatini (2006), Vicente habla al pueblo (La Creciente, 2007), ¡Qué campo ni campo! (Llantodelmundo, 2008), Poesía popular argentina (Cilc, 2009 y Añosluz editora 2013) y, de manera póstuma, Plan de operaciones y La única manera de vivir a gusto es estando poseído (Crack up, 2012). Formó parte del grupo de poesía oral Los Verbonautas durante la década de los 90’s. El 24 de febrero de 2012 se suicidó saltando desde un séptimo piso en la ciudad de Salta.
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